Palpación vesicular
La
vesícula biliar normal no se palpa, porque su consistencia y su posición
(habitualmente subhepática) no lo permiten. Si la vesícula está inflamada y se
bascula el hígado levantado su borde anterior, se puede palpar el fondo vesicular,
distendido y sensible (Signo de Murphy). Este signo tiene valor cuando el dolor
es bien localizado y se desplaza con los cambios de posición del hígado, en
decúbito lateral y de pie. En cambio, cuando la zona dolorosa es difusa y
abarca toda la región subcostal derecha, se debe desconfiar del origen biliar
del dolor y pensar en otras causas de dolor hepático o subhepático: hígado
congestivo, hepatitis alcohólica, hepatitis viral aguda o espasmo de colon.
La
palpación de una masa en la región vesicular tiene gran valor semiológico. Se
distinguen tres tipos de estas masas:
1. La
vesícula distendida, que conserva su forma y su movilidad, y es poco sensible o
indolora. En ausencia de ictericia, la vesícula distendida indica obstrucción
del cístico por un cálculo enclavado; si se presenta con ictericia, indica una
obstrucción biliar por un cáncer del páncreas o del colédoco distal.
2. La
vesícula tumoral se palpa como una masa irregular de consistencia dura, fija,
asociada o no asociada a una hepatomegalia nodular; traduce la infiltración de
la vesícula por un cáncer y su extensión al hígado por vecindad.
3. El
plastrón vesicular se palpa como una masa sensible, de límites imprecisos, y
puede aparecer en el curso de una colecistitis aguda si la necrosis y la inflamación
de la pared alcanzan la superficie peritoneal. Además de la vesícula (que puede
hallarse distendida o atrófica), forman parte del plastrón el epiplón
inflamado, colon o intestino delgado, que se adhieren a la vesícula y al borde
inferior del hígado.
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